El nacimiento de otra nación


Los hermanos Chang no entienden mucho de diatribas, y están bastante poco interesados en discutir sobre la relatividad del sí o del no. Para ellos es sencillo: si ellos piden algo a alguien la respuesta siempre ha de ser Sí. Y si alguien les exige algo a ellos la respuesta es un rotundo y absoluto No. Sin más vueltas. Ellos hablan poco y una sola vez. Detestan a los que hablan mucho, a los que explican mucho y sobre todo a los que quieren demostrar saber mucho.

Cierto domingo, mientras fumaban el último cigarrillo de la tarde, disfrutando de lo que juraban sería un apacible paseo por el centro, se encaminaban al negocio –sí, abrimos también los domingos- cuando se cruzaron con una manifestación. Una enardecida sexagenaria los amenazó blandiendo un palo y acto seguido les mostró un cartel que, toda furia, con su puño y letra había trazado sobre el piso de la sala de su casa. El gesto era como diciendo “mira mijito, esto es contigo”. Pero como los hermanos hablan muy poco (y en español mucho menos) decidieron fotografiar a la doña y preguntar más adelante. Hicieron clic con la camarita digital que siempre lleva alguno de ellos en el bolsillo del traje y bajo una tempestad de gritos y empeñones“¡agarren a esos chinos infiltrados de mierda!” se movieron como sombras negras entre la marea de marchantes y en pocos minutos entraban sin un rasguño al consultorio médico donde estábamos apostados en la recepción.

-¿Qué significa esto?- dijo uno de ellos mostrándonos la pantallita donde aparecía la imagen de la señora del cartel.

Les explicamos que pronto habría un referéndum –que la cosa estaba tensa, que sí, que una vez más estamos en elecciones, que no, que estas elecciones no son la mismas que las del año anterior, ni del anterior, que no, que tampoco las del anterior, aunque sí, se llama referéndum también y también va de reformas constitucionales, pero que esta constitución no es la de hace poquito sino que es otra, o puede que la misma pero que la quieren volver a cambiar-. Se estaban poniendo ya los Chang de mal humor, porque el exceso de explicaciones los agobia y malhumora, y cuando se ponen de muy mal humor siempre hay sangre y hay falanges por el piso y pedazos de lengua y trocitos de diente pegados a las ventanas, así que sintetizamos: Miren, en estas elecciones quienes quieren la nueva constitución votan por el Sí (como es el caso de la doñita del cartel) y quienes no la quieren votan por el No.

-Nosotros no queremos ninguna constitución impuesta. A los Chang nadie les dice qué hacer. Los Chang sólo pueden obedecer a una ley Chang ¿Cómo se hace una constitución?
-Pues habría que montar un despacho constituyente para redactarnos una constitución propia.
-Tienen dos meses. Para redactarla y aplicarla. Cierren este consultorio médico y pónganse a escribir derechos y deberes. Aquí se funda una nación, la nuestra.

Por favor, entren y echen una mano, pero se ruega silencio. Que en este despacho se trabaja, se discute y se aprueba una constitución como ninguna otra jamás. La carta magna de la República Independiente Chang. Vigente hasta el 2008. Por ahora.


José Urriola y Fedosy Santaella (legisladores constituyentes)


P.D. Antes de irse, los capos nos dijeron que nos tomáramos la cosa con calma, que estaban contentos con nuestro trabajo y que nos habían tomado cariño (nos dio miedo esta última frase, y nos imaginamos como expresión de cariño una soga en nuestros cuellos), que descansáramos en estos días (ésta nos dio más miedo aún, pues nos vimos descansando en una fosa), y que de ahora en adelante no querían tanto agite (los montes donde botan a los muertos son por lo general tranquilos), que podíamos abrir ahora un negocio cada dos meses (aquí experimentamos un profundo alivio). Es decir, ahora, por vía de nuestra propia reforma, los negocios de los hermanos Chang pasarán a ser bimestrales, y no se diga más. Volvemos pues en febrero. Muchas gracias. Saludos, maestros todos.

Pinocho vs. el magistrado vampiro

Roberto Echeto


En un día que era chiquito
el gran Pinocho guindó
después de unos palitos
que bebió con un doctor.




Convertido en chupacabras,
el juez por el de palo volvió.
Mientras Petipuá babeaba,
Drácula flotando al cuarto entró.



El vampiro, rascado, quería sangre.
Por eso la boca abrió bandera.
Su víctima se veía sana y grande,
y no parecía que fuera de madera.




Al abogado los dientes le tronaron,
y Petipuá raudo se despertó
El silencio y la paz se acabaron
porque el doctor Nosferatu lloró.


El de palo dormido seguía.
Ni coquito sintió.
Duro y feo el perro gruñía
al que a su amo en la jeta se metió.



Petipuá le rompió los pantalones;
ladró y mordió lo más que pudo
Pero el juez, abogado y verdugo,
se redujo hasta que tuvo alerones.





http://www.robertoecheto.blogspot.com/

El despacho de la chica de trapo

Dakmar Hernández de Allueva



-Yo era un hada.

Cómo resistirse a una frase como esa. Volví sobre mis pasos y haciendo caso omiso al hecho de que allí abundan las ratas y los bichitos de uña, me senté a su lado.

-¿Un hada? -le pregunto. En mi cabeza aparecen algunos de los versos de Carlos Ann. Qué distinta esta chica a la señorita madrileña que rumbeaba porque se fastidiaba. Miro su maquillaje disperso por aquella carita enjuta y seca y pienso más bien en un hada con alas rotas que baila apretujada Murió la flor en un botiquín de la Baralt.

-Te dije que sí -repite agresivamente. Clava sus uñas rotas y sucias en mi brazo-. ¿No me escuchates, mijita?

Desearía tener litros de agua oxigenada en mi bolso y ahogar mi brazo durante horas. Más allá de la presión, pareciera que no hay rasguños. Cero contacto: suspiro aliviada.

-Yo siempre he estado bien buena, mamita.

Se toca lasciva y exageradamente. Recorre el relleno con el que se ha armado un cuerpo de fantasía que esconde los huesos, la ausencia de carnes, la lozanía, la juventud. Su mirada trasciende el techo roto del CNE que caerá en cualquier momento sobre nuestras cabezas; mira el pedacito de cielo, como si buscara algún recuerdo. Habla rápido, sus palabras aparecen como disparos en verborrea caótica.

-Todos estos carajos, toítos, con sus paltós oscuritos, todos… -grita, señala a algunos transeúntes, se ríe burlonamente y luego sentencia con actitud triunfante-: Se morían por mí, por mí nada más, mamita.

Algunos de los imputados voltean, otros ríen; todos siguen su camino. Ni siquiera me ocupo en tratar de adivinar lo que pensarán al verme, ahí sentada tan incómoda y fuera de lugar como pudiera percibirse.

Quiero irme. Estos encuentros sólo pueden concebir una amistad peligrosa. Luego de escucharla me pide plata y que le regale la bufanda. A esta altura de la gracia creo que es capaz de soltarme una puñalada si no accedo. Luego de despojarme se despide y me bautiza como carajita pana con una fuerte palmada en mi brazo magullado.



La historia del efecto es un lugar común. Ella era un hada empleada pública con sueldo mínimo, enamorada del jefe que nunca tramitó el divorcio y que la enrolló en senda aventura pecaminosa hasta que se cansó de la novedad y decidió quedarse en su casa por aquello de que los carajitos no tienen la culpa. Un hada marchita que no aguantó la ruptura y transitó por otras oficinas, otras direcciones, que atendió a ejecutivos e improvisados en el circuito de ministerios que saltan de una torre a la otra y que mermaron la dulzura, la piel, el goce y las caricias como los pedazos de concreto que escupen las torres diariamente. Mamarrachos con plata y vidrios ahumados que suprimen las palabras y componen la clase A que consume rosas rojas compradas en la autopista antes de embarcarse al matadero. Coctel de urgencia y desprecio. Tras la ausencia del sueño, del trabajo y del sueldo, encontrarse sentada días no laborables y feriados en los restos de jardinera que comparten los alcohólicos con las putas y los sordomudos frente a la entrada de la oficina del Seguro Social, nivel Avenida.

Ya la había visto.

Conversaba con uno de los conductores sobre la fauna del centro de Caracas, como en cuestión de horas el Centro Simón Bolívar transmuta de mercado buhoneril al valle de balas que canta Desorden Público y en tan sólo cincuenta metros de baldosas faltantes, las ratas comparten el calor de los borrachos desvaídos con las prostitutas que no hicieron pesos con qué comer y una mujer bajita con risa burlona ofrece algo parecido a un bebé mínimo envuelto en trapos mientras que discute por detrás de su hombro con otra que le ha arrebatado la botella. Ahí, en medio de aquel maremágnum, estaba ella, posando para un lente imaginario, rellena de retazos de tela, irregular y ridículamente voluptuosa.

-Ésa, esa es la borracha más loca de todas, la chica de trapo -me comentó Jhonny mientras entrábamos a la torre-. Imagínese que ella le hace “trámites” a los borrachitos para que consigan caña o drogas y negocia la división de las jardineras como si fueran dormitorios. Con lo que le pagan le compra la caña al novio de turno. También cobra por cuidar a los que duermen o por espantar a los ratones.

Mientras que en las oficinas diurnas se tramitan miles de papeles que esperan ser sellados millones de veces, durante la noche el mural de Amalivaca se impregna de humo de crack y se convierte en lindero de la basura. Al mediodía no pocos sedientos despiertan de la mona para hacerse de los almuerzos que reparten las misiones. Atender el celular o detenerse ante una vitrina, bien puede costarle la vida a algún desprevenido que insiste en obtener su pasaporte.

Los huérfanos del asfalto siguen siendo los niños. A la chica de trapo no le interesa gestionarle a los carajitos o los adolescentes que merodean como perros hambrientos los sótanos de las torres. Ellos no tienen dinero, y peor todavía mamita, esos pendejos vienen a mi oficina sin saber que coño es lo que quieren.


http://elinterdictodedakmar.blogspot.com/

El pistolero corso

Enrique Enriquez(IM)



El pistolero corso llegó a Caracas en burro. Venía de Puerto Cabello acompañado de un baquiano que hablaba poco y preguntaba menos. El pistolero corso cargaba dos pistolas cruzadas al cinto y uno no había terminado de reparar en ellas cuando ya estaba muerto. Lo habían traído los de la resistencia a pelear contra la Seguridad Nacional, esa policía infame que había puesto de moda la palabra "esbirro" y le tragaba a la gente su suspiros, obligándola a vivir masticando miedo, con las opiniones suspendidas hasta nuevo aviso o nueva vida.

El pistolero corso se mezcló con la gente común, puso cara de "yo no fui" y abrió el marcador. Primero como una lloviznita y luego como si los boletos al Infierno estuviesen en oferta, los matones de la "Seguridad" cambiaban su rol de ave rapaz por el de pichón gordo y caían abatidos por sus balas. Proyectiles que sonaban en estéreo y pegaban con modales europeos, prácticos y puntuales. Todos nacemos muertos, con una fecha de vencimiento que por fortuna los hombres comunes no sabemos dónde leer. El pistolero corso traía los lentes puestos y a más de un sicario le encontró los numeritos en la costura. Llámenlo coincidencia, pero ninguno de ellos tenía saldo y a todos se les venció el plazo ese día. No le gustaban las policías políticas. Le daban comezón y a la hora de rascarse recordaba que en su país le habían cortado los índices para aplacarle la destreza con las armas. Pero sus manos conservaban la velocidad y sólo su odio se hizo más rápido, así que ahora, si las primeras balas eran parte de un contrato, la última iba siempre por la casa. Jamás la regateaba.

Tenía suerte matando, y aunque jamás moría, poca fortuna viviendo. El pistolero corso se casó con una dama caraqueña que tenía la genética en contra y terminó loca, recluida en un manicomio. Un hueco negro como la amnesia porque todos sabían que una serpiente enorme venía en las noches para chuparle a los pacientes ese licor dulce que es la memoria. Le había dado dos hijos y el pistolero perseguido, despechado, cansado y corso, no tuvo otra que cargar con sus cachorros, uno de siete y otro de cuatro, de escondite a escondite y guarida en guarida.

Sucedió que por un tiempo el pistolero decidió ocultar a sus hijos en Charallave, un pueblucho de dos calles que remataban en una rotonda polvorienta, donde el alcalde era afecto a los rebeldes y nadie había perdido nada, por lo que mucho menos iba a ir a buscarlo. Los dejó en una casa al final de la calle principal, una covacha destartalada que tenía un jergón por puerta y parecía respirar de la cantidad de aire que se le colaba por los rincones. Si el corso se careaba tanto con el miedo que se sentía él mismo el miedo en persona, jamás pensó que en aquel lugar le esperaba el enemigo más temido de cuantos le pasaron por la mira.

Cuando se tiene una verbena de policías muertos marcados en la cacha de la pistola los compromisos familiares y sociales se dificultan. La muerte es celosa y si te citas a diario con ella, comienza a entorpecerte los otros quereres. Por eso el pistolero tardó un mes en ver a sus chicos de nuevo. Los encontró igual de flacos pero menos tranquilos y el más grande, que era muy miedoso pero ya contaré otro día cómo terminó también abaleando hampones y escuchando a Rocío Durcal, le dijo abrazándose a sus piernas:

- ¡Papá, llévanos de aquí! ¡Tengo miedo del jinete sin cabeza!

Papá pistolero no hizo caso. Aquel era un buen escondite, el pueblo entero velaba por los cachorros y él, que en eso de los envíos al más allá era una agencia de viajes, jamás había visto regresar a un cliente. Así que se fue de nuevo y no volvió sino al cabo de tres meses. El saludo de su hijo, sin embargo, no cambió ni una sílaba:

- ¡Papá, llévanos de aquí! ¡Tengo miedo del jinete sin cabeza!

Pero no. No le creyó esta vez tampoco el pistolero corso a su hijo. Bastante tenía que preocuparse por los demonios que habitan el mundo de los vivos como para creer en fantasmas. Salió de gira por varias semanas más y al visitar de nuevo a sus vástagos, se encontró que el argumento había variado un poco.

- Papá, si no nos llevas a otro lado ahora, cuando vuelvas no nos encontrarás. Me llevaré a mi hermano de aquí, porque... ¡Tenemos mucho miedo del jinete sin cabeza!

El pistolero corso caviló un rato con las manos mutiladas acariciándole el cabello a sus hijos y salió a preguntar. Aquí y allá, en efecto, encontró que todos en el pueblo tenían lo mismo que decir: "Todas las noches, luego de las ocho en punto, Charallave se recoge pues un jinete sin cabeza, portando una capa negra y arrastrando unas cadenas entra por la calle principal del pueblo, cabalgando un corcel negro que echa fuego por los ojos. Avanza aullando hasta la rotonda y allí profiere gritos espantosos por espacios de diez minutos, mientras su caballo se encabrita y lanza destellos de azufre".

En la rotonda vivían sus hijos y con el jergón por puerta su casita resultaba un palco privilegiado para ver al espectro en todo esplendor. Por un momento, lo vio. Vio a sus niños acurrucándose bajo las sábanas, abrazaditos uno al otro con el terror dejándolos al borde de un espasmo, viviendo cada día para una cita con el miedo sin más protección que un catre amarrado al marco de la puerta, en vela cada noche tras la visita del diablo, y sintió ese sabor a plomo en la boca, ese escozor que le subía por el estómago y se irradiaba desde su plexo solar calentándole cada rincón del alma hasta que ya no era él, sino una voluntad herida, un hambre, una cuenta pendiente con patas. Al pistolero corso lo invadió la ira retroactiva, una furia que se remontaba al primer día en que sus hijitos queridos habían posado sus ojos en el espantajo a caballo. Todos los días sale un muerto a la calle que no sabe que está muerto y el corso lo buscaba para explicarle que ya no tendría necesidad de seguir en pie. Pero en Charallave, al parecer, todas las noches salía a pasear un muerto que se sabía difunto, pero necesitaba le refrescasen la memoria.

- ¡Traiganme dos baldes de agua bendita! -pidió el pistolero a las sombras que lo rodeaban. Sí, he dicho sombras. A la hora de matar nadie era nadie, no había nombres o apellidos. Su odio no era buen dibujante y contagiado de muerte el corso sólo veía siluetas, seres irreconocibles, irrelevantes, que se dividían que los que quedarían en pie y los que no- Me las dejan aquí y se van a su casa. Quédense tranquilos -remató.

A las ocho menos cuarto de esa noche se podía oír latir al corazón de las hormigas. El pueblo entero se acurrucó a la espera de la infame visita. En medio de la rotonda el pistolero corso, hecho él mismo un espanto temible, esperaba con las manos laxas a cada lado del cuerpo, las piernas ligeramente abiertas, dos baldes de agua traídos de la iglesia y las infaltables pistolas, mudas, pero con el amago de sonrisa que producen las citas a ciegas.

El reloj de la iglesia marcó las ocho y tras unos segundos se oyó: del final de la calle venía un sonido de cascos. Un caballo solo, que al cabo de un instante le ganó espacio a la penumbra y se dejó ver apenas de lo negro que era. Venía enjaezado también de negro estricto y al redoble de sus patas se plegaba el tintineo de unas cadenas. En los estribos de la silla sendas botas negras se apoyaban cómodas, seguidas cada una por la pierna de un pantalón negro que remataban en el vientre del jinete, acordonado por un cinturón con una calavera risueña y desafiante en la hebilla. Sobre la camisa blanca caía una capa negra cuyos bordes se perdían en la noche, y cuyo inicio se anudaba al cuello inexistente del fantasma.

No tenía cabeza, en efecto. Llevaba al caballo corto de riendas y avanzaba lento, como modelando sus atributos en aquella improvisada pasarela de horror. Iba decapitado y el pistolero corso ni siquiera reparó en ese detalle. Era lo de menos. Igual lo hubiese descabezado él mismo por meterse con sus hijos. El jinete sin cabeza se fue acercando y a medio camino echó una carcajada burlona, un eco gutural que le salió del pecho y electrizó el aire, a la que el pistolero respondió asintiendo con la cabeza consciente de que era una línea inevitable en el guión. El jinete sin cabeza prosiguió su paseo ostentando su apariencia horrenda y rió de nuevo, pero el corso sólo dejó escapar un suspiro fatigado en señal de aburrimiento e hizo un chasquido con la boca para azuzarle el caballo, obligando al demonio a templar la rienda para que la bestia no se le desbocase. Sin embargo, ésta avanzó lo suficiente como para quedar al alcance del pistolero, que le echó encima la primera paila de agua bendita sin que nada sucediese. Dispuesto a darle otro chance al más allá, el corso no esperó y lanzó el contenido de la segunda paila por los aires, que alcanzó al jinete esta vez de lado, pegándole media capa a la espalda.

No hubo exorcismo, ni humo, ni nada. El descabezado encabritó al caballo y aulló con furia, pero ya para el corso no valían amagos. "Si no te desvaneció el agua es que no estabas muerto" dijo hablando en pasado, y al terminar la frase ya le había descargado las dos pistolas encima.

El jinete cayó hecho un garabato rojo y negro tres metros más allá del caballo, que no escupía fuego pero comía papelón, como comprobaron luego los hijos del corso. El enviado de belcebú resultó ser el barbero del pueblo, un calvito esmirriado de humor incomprensible que se ataba la capa a la frente para parecer decapitado, y fue enterrado sin parsimonia por unos vecinos que pasarían los meses siguientes menos afeitados pero más tranquilos. El tiempo ha pasado y hoy en día pocos hombres de bien, de los que no la deben ni la temen, recuerdan que el pistolero corso mató al jinete sin cabeza en Charallave. Aquellos que han hecho del abusar sobre otros un oficio, en cambio, aún miran nerviosos sobre su hombro cuando el silencio arrecia, sabiendo que sentirán tarde o temprano un suspiro de plomo que les despeje los numeritos en la costura y los saque del juego con los pies por delante.



www.enriqueenriquez.net

El nacimiento de una Nación o la importancia de llamarse Youjaris

Gustavo Valle



(Alocución del excelentísimo
Dr. Epaminondas Bonalde,
tercer diputado suplente a la Asamblea Nacional)


Presidente de la Asamblea Nacional, Vicepresidente de la Asamblea Nacional, Secretario de la Asamblea Nacional, señoras Diputadas, Diputados señores, seré breve:

Ahora que está en juego el nacimiento de la Nación propongo un nuevo impuesto. Un impuesto al anónimo. La reforma debería incluir este agravamen. Si los anónimos aportaran al Fisco Nacional no necesitaríamos petróleo. “Anónimo: la nación te necesita, con el pago de tus impuestos acabaremos con el desabastecimiento”. El desabastecimiento de leche y… de ideas. Un agravamen a las ideas tampoco estaría mal. Sobre todo a las buenas, pues las otras tributan solas. Y si -como dijo Cyrano Von Lichtenberg- la palabra es un bien, pues impuesto a las palabras también. Diputados, hablo de sustituir importaciones, invertir la balanza de pagos. ¿Para qué importar cenizas de héroes extranjeros si podemos exportar las nuestras? Por ejemplo, la cajita donde reposa Simón la podría comprar Silvester Stallone. Rocky Balboa adora el arte ingenuo. O Cheech Marín (el de los Cheech & Chong) que ha devenido en adinerada alma filantrópica. ¡Ya Holywood es nuestro! Gritemos todos juntos: ¡basta ya de oro negro! Yo me alegro por nuestros abundantes valores for export: verrugas, poemas, charreteras, pezones, banderas, mascotas. Y todo rociado con whisky de Escocia. ¿Y por qué diablos no producimos nuestro propio y digno whisky? En vez de destilar esos rones rabiosos y esa cerveza del Polo deberíamos hacer whisky para el mundo. Los rusos beben vodka y hacen su vodka, los mejicas beben mezcal y destilan su mezcal, los afganos se meten heroína y cosechan su amapola ¡Basta ya de borracheras transculturizadas! Yo propongo industrializar el licor de yuca. ¡Impuesto al mandioca licour! Y como decía mi tatarabuelo, el gran poeta don Adriano Pérez Bonalde, abro cursivas:


Si yo pudiera
Regalar a mis amigos
Un mar de Etiqueta Negra, un enorme lago de Chivas Regal…
Si yo pudiera
Sumergir a mis amigos (y a los amigos de mis amigos)
En Something Special,
O acarrear toneladas de botellas de Buchanans
De Dimple, de Old Turkey como un macizo Ekeko
Hasta lo más alto del Ávila, y desde allí,
Desde la cumbre del pico Naiquatá
Precipitar toda esa dicha,
Un violento deslave de dicha
Hacia el valle de mis amores.



Cierro cursivas. Dostoievski decía que los mejores hombres de Rusia eran los niños y los borrachos. Yo estoy completamente de acuerdo con Dostoievski. Pero ni los niños ni los borrachos participarán en el nacimiento de nuestra Nación. ¿Y quiénes entonces? Abstemios de alma. Abstemios de nombre. Abstemios abstenerse por favor. Acá se practica el derecho de admisión. Impuesto al derecho. Impuesto al izquierdo. Impuesto al carrito por puesto y su opuesto. ¡De alguna forma debemos agravar esto! Yo propongo un impuesto a los que deciden nuestra suerte. ¡Y a pagar puntualmente so pena de castración! Si alguno de nosotros, honorables colegas, pudiera hacer una hermosa Constitución, una Carta Magna linda, moderna, de buena presencia. Con sus pechitos operados, sus copitos de silicona y sus buenas costumbres. Si pudiéramos discutir artículo por artículo sin hacer el ridículo hasta trepar a su montículo y allí decir, junto con todos los ciudadanos: “juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, etc.”. En fin, si yo pudiera pararme en este hemiciclo y llorar a gritos sin que nadie me vea. Y dejar mis mocos sanguinolentos encima de esta tarima de roble. ¡Sé de grupos subversivos que planean estallar, en el interior de esta Asamblea, una bomba flatulenta en nuestras rojas narices! Para evitar estas acciones subversivas la reforma debería incluir un impuesto a la reforma, y quien quiera cambiar las leyes que pague. A plazos, si así lo desea, pero que pague. Quien quiera la fama vitalicia que se baje de la mula o se monte en el avión. ¿Quién vota por la moción? A ver ¿quién vota? Adicionalmente yo propondría un impuesto a la Trascendencia, a la Historia, a la Eternidad. Quien quiera ser Dios que no se deje ver; quien quiera ser Rey que viva su reinado en pelota. ¿Quién vota?

Y en cuanto a los anónimos, que paguen también. Para eso somos progresistas. ¡De alguna forma debemos financiar el nacimiento de la nación! Impuesto al anónimo para subsidiar al epónimo. E impuesto al epónimo para pagar este desastre. ¡Agravemos esta tierra de gracia hasta convertirla en una nueva Tracia tras la caída de Constantinopla! Y si de entre el montón de ruinas y cascotes aparece una mocosa que quiera llamarse Youjaris, que traiga un maletín con bolívares fuertes para hacerse propietaria de ese hermoso nombre. Aquí la propiedad, ya lo dijo Caifás, es como la ley de gravedad.

Muchas gracias.

A Falta de Leyes, buenas son Lisis (Fragmento)

Joaquín Ortega


Traducción de un manuscrito platónico hecho sobre un tazónico de Peltre y encontrado en un baño de Copa´s en un día Varón Homo.


“Extranjeros… es a un Dios o a alguno de los hombres a quién
Ustedes atribuyen el arte de haber establecido vuestras leyes?...
¿Con qué objeto la ley impone sus disposiciones ?“

(Las Leyes, I. 624 a, 625 c).



De cómo la legislación criolla siempre viene en tubo o in paráfrasis we trust


Sócrates habla:

Marchaba yo de la Academia Americana derecho –y no digo recto, porque empiezan con la silbadera- al Liceo (1) por el camino que, pegado a ella, va por fuera de la Gran Muralla en Petare, cuando, al encontrarme junto a la poterna Multilock donde la fuente que huele a Panoche, me tropecé a Hipostel el de Jerónimo Gil y a Ctesipo el Peanut, el de Schultz y a otros jóvenes que con ellos estaban reunidos. Y viendo Hipostel que me acercaba, me dijo:

-¡Sócrates! ¿Adónde vas y de dónde vienes?

-De la Academia Americana, gran producto nacional, le dije, y derecho al Liceo Los Arcos a ver opusitos recién bañados.

-Pues entonces, me dijo, derecho a nosotros. ¿O no te quieres desviar? De verdad que lo merece.

-¿A dónde dices?, si nací desviado, como un Cardenal…le pregunté, y ¿quiénes sois vosotros?

-Aquí, mirad el bojote y el ojo mágico sin el corta churros, ya limado, ora escaldado por el uso…

Me dijo mostrándome enfrente mismo del muro una especie de recinto, con la puerta abierta, en forma de orto argentino…

-Aquí pasamos nosotros el tiempo, dijo, en compañía de muchos otros jóvenes excelentes estirándonos el pellejo y jugando tonga desnudos…

-¿Pero qué lugar es éste y en qué os entretenéis?

-Es una palestra (2) o U.B.E. construida hace poco, y nuestro entretenimiento consiste, principalmente, en toda clase de conversaciones en las que, por cierto, nos gustaría que participaras….y el que pierde se baja de la mula con el buen culantro…recordad la frase guerrillera de Micco “rodilla en tierra… boca en bragueta”…

-Hacéis muy bien colegas masca cuero, les dije, y ¿quién enseña aquí?

-Tu compañero y admirador Miceo, me contestó. El aspirante a militante…

-Pues, por Zeus, que no es malo el hombre, sino un maestro muy capaz. Mi ceo preferido es Bill Gates y un vasco que manejó la Coca Cola y que ahora su nombre no recuerdo…

-¿Quieres, pues, seguirnos -dijo- y ver así a los que están dentro…de prendas despojados y en oliva aceitados?

-Primero me gustaría oír para qué es para lo que entro y quién es vuestro favorito….porque no quiero comer bofe, donde hay carne de primera…y mucho menos soplaros el bistec de un buen magistrado, lo cual seréis en el futuro…

-A unos les parece uno -dijo- y a otros otro, Sócrates…es que soy indeciso como oficial criollo ante el ass to mouth goajiro y sonero

-Pero a ti, Hipostel, ¿quién? Dímelo… ¿quién te suda el amuñuñao?

Al ser preguntado así, se ruborizó y yo le dije:

-Oh Hipostel, hijo de Jerónimo, no tienes por qué decirme si estás o no enamorado de alguno. Porque bien sabes que no es que hayas empezado ahora a amar, sino que ya vas muy adelantado en el amor...que la Gilberto te diría que casi “que te váis de jeta”… ¡Sinverguenza…tragón…grosera…muérgana!…Negligente y torpe como soy para la mayoría de las cosas (3), se me ha dado, supongo, por el dios Omobono, una cierta facilidad de conocer al que ama y al que es amado…

Oyendo todo esto, se ruborizó más aún.

Y Ctesipo, el Peaunuts, el de Schultz añadió:

-No deja de tener encanto el que te sonrojes, Hipostel, y ese recato en decirle a Sócrates el nombre. Pero, como se quede, aunque sea poco rato, contigo, te agotarás, Sócrates, al tener que oír continuamente el nombre en cuestión. A nosotros, al menos, nos ha dejado los oídos sordos y llenos de Lisis. ¡Es que la loca de Hipostel… se encadena duro la siniestra! Y si ocurre que ha bebido un poco de su mezcla preferida de Red Minotauro y Vodka, es fácil que cuando despertemos del sueño nos parezca oír todavía el dichoso nombre de Lisis, no tan pequeño como para ablandar la pedofilía de Saramago.

-Por allá rodó, gritó un camionero de Tebas mordiendo un peine de marfil mientras reía…

Y continuó Ctesipo:

-Y todo esto, cuando nos lo cuenta, aunque es terrible, no lo es demasiado, lo malo es cuando nos inunda con poemas y toda clase de escritos de la época de Yare; y lo que ya es el colmo es cuando canta su amor con voz extraña, que a nosotros nos toca aguantar ¡Y ahora, al ser preguntado por ti, se ruboriza! (4).

-Es joven, al parecer, ese Lisis, le dije. Lo deduzco de que al oírlo ahora no me suena su nombre….que reconozco mi gusto por universitario tierno, más no me rebusco en el Liceo como capitanes retirados…o bravas verdes calvas o funestas cuervas de Altamira…o Gerentes lusitanos in excelsis de cualquier gama

-No, eso es porque no le dicen por su nombre, sino por el de su padre, ya que es el padre el que es muy conocido. Estoy bien seguro de que necesariamente tienes que haber visto al muchacho…

-Dime, pues, de quién es, le pregunté.

-De Demócrates, del demo de Rexona (5); el hijo mayor.

-Y bien, Hipostel, dije yo, la Sócrates en verso, vaya un noble y limpio amor éste que te has mangiado por el ojo ciego, del nuevo riquillo hummeriano…te has comido ese cuerpito de un bocado, como monstruo antediluviano…



__________


1. Tanto la Academia como el liceo indican dos distritos de Atenas en los que había gimnasios y lugares de reunión –los baños del Centro Plaza, los baños del Lido, el viejo sauna del malhadado Fitness, ciertos galpones ad hoc de Valencia -. Sobre todo el “Liceo Mili-Mar”, situado fuera de las murallas al Noreste de Atenas, era un santuario dedicado a Apolo –a Apolo Troconis, el de Creta…él decreta y otros legislan, ¡ay qué cómico!- en el que había instalaciones deportivas e, incluso, un teatro. Los sopistas ofrecían aquí sus enseñanzas: tomar sopa de res, de pollo y de mondongo. Friedlander und Márquez (Platón, vol. II: Die platonischen Schritten von meine dicken guten erecten mit bolen grossen until garganten von ihr mutter deine zorren, Berlín, 1957, págs. 85 sigs.) ha mostrado el carácter de este comienzo del diálogo. Sócrates va de gimnasio en gimnasio -de la avenida Francisco de Miranda, pegado a la muralla y trasero contra la pared, para no distraerse entrando en la Ciudad Banesco, o divagando por el campo de Carabobo (Fedro 230d), y así poder dedicarse a lo que realmente le interesa: el encuentro con los otros afeminados o no, cultores del rascado intracolónico.

2. El Dromos, lugar para las carreras, es distinto del Drogos lugar donde se integran revolución, liberación del Yo difuso y sodomización narcótica ad libitum…y la Palestra, especie de patio porticado donde tenían lugar toda clase de ejercicios físicos para fortalecer el esfínter, estos constituían el Gymnasion. La palestra podía tener una biblioteca con 30 mil Don Quijotes sin abrir y un comedor sin seco ni “fresco e peisi”, por lo cual podía ser frecuentada también por sopistas, como este «pequeño» Micco, de quien nada sabemos, más que lo que el Lisis nos cuenta, y del que no se vuelve a hablar en el diálogo. El Micco mandante somete y se deja, dependiendo del ánimo o la posesión del daimón que le entre por behind. UBE, del griego al latín urgensis bolivariniensis enema.

3. No sin cierta ironía ofrece Sócrates un rasgo de su propia personalidad, bien marica por demás; pero, al tiempo que se adjetiva como descuidado y torpe –claro con toda la intención de dejarle caer la plancha babeada dentro del interior al pelado-. Asimismo, deja ver una cualidad psicológica para conocer a los demás. El amor despierta en Sócrates una cierta vinculación afectiva, una sympátheia. Como se sabe todo marico viejo huele al venadito lamebola, a un cuarto de milla. En conclusión, de la sympátheia a la marikhéia sólo hace falta una pequeña empukhadéia.

4. La gracia y el humor de todo el pasaje anuncia ya el modo como se va a desarrollar la discusión sobre la amistad, en el sentido lato de “recuesta bojotes”. Dentro de la investigación en torno al sentido de la philía, se desplazan las relaciones concretas de los personajes a lo Derek Jarman, su personalidad “indaga escroto”, sus historias de sobadas de tubo en el Metro, y que prestan una peculiar vivacidad al diálogo caribeño. La philía da putana es la modalidad latina que toma toda descendiente engendrada en el templo de Venus o dentro de un bajío moral con nombre de actor afrodescendiente, mejor conocido como el show me the Money! del Actor´s Studio.

5.Rexona, demo de Mica, en la costa oriental del lago junto a las actuales villas de Mum ellinikon y Axe Glyfada. Desde la organización territorial de Clístenes, los griegos utilizaban en forma adjetivada por ejemplo, Rexoneo-, como sobrenombre, el del demo al que se pertenecía. Esta denominación democrática fue un elemento fundamental para la mayor movilidad anal de la sociedad griega y romper, así, las cerradas estructuras familiares del cuasi clan protogay primitivo. En última instancia para lo que sirvió fue para que la gente dejara el violín y nacieran un nuevo enfoque del branding para desodorantes.

Algunas reformas más

Maria Dolores Torres


Esto que les cuento aquí es un tubazo. No es un chisme. Me lo envió la hermana del cuñado de un amigo de mi tío que tiene un primo lejano que es General en Fuerte Tiuna.

No está firmado para que no lo metan preso, pero la fuente es completamente fidedigna
.


***


En vista de los últimos acontecimientos ocurridos en el país, y gracias a mi amistad con un miembro de la Asamblea, el haber conseguido dinero para comprar a un juez del TSJ y el haber logrado que donaran una Hummer para regalarle a uno de los miembros del CNE pude introducir unos artículos extras en el proyecto final de reforma de la constitución. Así, no importa si gana el SÍ con o sin trampa. Como nadie ha leído estos artículos y los afectos al gobierno tampoco los van a leer porque se creen que ya se la conocen a fondo, estaremos protegidos de por vida frente a lo que pueda venir. (No se lo digan a nadie porque es sorpresa),

En realidad no son artículos como tal, son apéndices a los artículos, apéndices explicativos.

A saber:

De la reelección indefinida del presidente de la república:

No podrá ser reelecto ninguna persona que tenga una verruga en la cabeza, sea esta natural o postiza, esté o no esté presente al momento de la reelección. Se contratarán cirujanos plásticos independientes para que hagan un examen exhaustivo de la cabeza del candidato para detectar posibles fraudes por cambios quirúrgicos.

Tampoco podrán ser reelectos los nacidos en Sabaneta de Barinas; los que parezcan simios, los que no sepan hablar inglés como Pedro Penzini, o los que usen prendas de vestir rojas. Se revisará la ropa interior.

Para los cargos de presidente, gobernadores, alcaldes, diputados, ministros, Tribunal Supremo, CNE, y demás instituciones ligadas a la dirección de la vida de los habitantes del país:

Se requerirá que todos los postulantes a ser designados para estos puestos, a dedo o por voto popular, tomen y aprueben una batería de tests de inteligencia, exámenes de la vista, del oído y del lóbulo frontal, los lóbulos parietales y occipitales del cerebro, coordinados por médicos y/o psicólogos no cubanos, iraníes, irakíes o de procedencia dudosa.

No podrán ser electas para estos cargos las personas que no tengan un CI suficiente, al menos normal, y mucho menos personas que durante la batería de tests confundan quién apunta con la pistola a quién, que diga que un vivo está muerto o que asegure que los televisores con Direct TV no son tales artefactos sino cámaras de video de la CIA.

No podrán ser electas personas que digan AGSOLUTAMENTE, ESECCION, AGSURDO, LACSOS y otros tipos de barbaridades orales en todas sus variantes. (Peor aún si las escriben).

No podrá ser electa o reelecta ninguna persona que haya utilizado uniforme militar, sea porque pertenece, perteneció o pertenecerá a las Fuerzas Armadas o porque se haya disfrazado de hombre armado para algún carnaval o fiesta de la escuela.

No podrán acceder a ningún cargo publico las personas en cuya cedula de identidad y/o partida de nacimiento o pasaporte, aparezca alguno de los siguientes nombres. Hugo, Diosdado, Freddy, Cilia, Nicolás, Juan, Pedro, José (lo siento por Urriola si tenía alguna intención), Vicente, Iris, Tarek, Rafael (especialmente si se apellida Caldera), Jorge, Rodrigo, William, Tibisay, Vanesa o Vanessa, Mario, Germán y Luisa Estella.

Apéndice:

Podrán agregarse nombres a esta lista en cualquier momento y sin participación ciudadana.

Tampoco podrán postularse individuos que alguna vez en su vida hayan estado parados debajo de algún samán en el área de Güere.

ESTAS DECISIONES NO TRANSITORIAS PODRÁN RECIBIR ADICIONES MAS NO ENMIENDAS O EXCLUSIONES.

Si lo van a reenviar, procuren que no le llegue a ningún afecto al régimen porque como les dije, es sorpresa. Además borren los remitentes y bórrense ustedes también, es mejor que nadie sepa que existen.



http://mariadolorestorres.blogspot.com/

Los canallas afortunados

Juan Carlos Chirinos


Llegan siempre despacito, con la mirada humilde y muchas ilusiones. Caen simpáticos; han sufrido tanto, según ellos mismos cuentan, que cualquiera puede entender su ganas de colaborar, de acabar con los entuertos. Dicen que prefieren a don Quijote y desprecian a Sancho, aunque entiendan que el gordo no pueda ser de otra manera. La piedad los caracteriza. Poco a poco se integran en el grupo y muchos son los que les tienen fe de inmediato; otros aceptarán, cuando ya esté muy adelantado todo, que siempre coincidieron con sus ideas, a pesar de que las formas no fueran las correctas; por esto pagarán tarde o temprano una cuota, aún sin determinar. Cuestionar las formas de los canallas afortunados no suele ser el mejor método para ganarse su favor.

Un día cualquiera lo vemos liderando el grupo, incluso cuando todos saben que su simpatía no constituye capital suficiente para hacerlo; pero su verbo apasionado tal que ignorante, lleno de vida y también de rencor, ejerce un efecto narcótico en el grupo, si bien es cierto que, individualmente, cada uno sabe qué es lo que rechaza de él. Unos pocos, los que desde el principio sintieron aversión a las formas pero que tienen los mínimos escrúpulos para no tomar esto en cuenta, deciden en un momento dado rodear al canalla afortunado y mimetizarse con él; el grupo cambia de color, de esencia. Primero casi no se nota; los cambios peligrosos son como el amanecer: se van asomando lentamente y cuando menos lo esperas ya es de día. Todas estas metáforas, desde luego, les servirán a los canallas afortunados para justificar el nacimiento de un nuevo tipo de ser humano, «el hombre nuevo», lo llamarán con el descaro del que usa un símbolo gastado pero efectivo.

Cuando el canalla afortunado ya está bien instalado en la cima de su dominación, con réplicas fieles de canallas afortunados dispuestos a arrastrarse por él, cambia totalmente, o se muestra tal cual es: el tímido ahora es grosero, el silencioso ahora no deja de hablar, el tolerante no admite la más mínima queja. Porque ha comenzado el camino hacia su verdadero objetivo, destruir todo lo que él considera caduco y un obstáculo para el pleno desarrollo de su personalidad, que él ahora cree magnética y seductora. Y no puede ser de otra forma; cientos, miles, millones, le ríen las gracias sólo porque no las tienen que padecer; los canallas de su alrededor le pintan una realidad que no es y culpan de las incongruencias a aquellos que desde un principio supieron que se trataba de un charlatán, de un vendeferias sin nada de sustancia pero con capacidad para suscitar compasión. El canalla afortunado ahora debería de estar preparado para decretar la transformación del mundo, y es en este estadio en el que los contratos sociales, los pactos generales, los convenios en consenso y, sobre todo, las constituciones son más susceptibles de desaparecer en las fauces ávidas de los canallas y canallitas que ahora se han apoderado de todo el sistema. Muchos confundirán con corrupción lo que en realidad es el pleno desenvolvimiento de la comunidad canalla; y tratarán de erradicarlos con los métodos que se usan para acabar con los amigos de lo ajeno. Estarán equivocados. Otros lo llamarán tiranía, dictadura, vagabundería, montoneros; y estarán muy equivocados. Los canallas afortunados son resistentes a cualquier estrategia que se use sobre ellos, y esta inmunidad los convencerá, a ellos de su suerte, y a los demás de su predestinación. Y el mundo sensato en el que todos vivían quedará convertido en el territorio vírico de sus trapacerías y perversas improvisaciones, sólo porque nadie se dio cuenta de que para erradicar a los canallas afortunados hay que hacer como con las fábulas: sólo basta con dejar de creer en ellos para que se desintegren. Deje de prestar atención a los canallas afortunados y estos se verán obligados desaparecer en la nada más infinita.

Pero estos son consejos que sólo pueden escuchar los que nunca se han topado con la perniciosa influencia de un canalla afortunado.


http://juancarloschirinos.blogspot.com/

Mensaje de texto

Javier Miranda-Luque




La caída (en video)

José Urriola C.



El Estado incluyó en su última versión de Constitución un apartado para Las reglas del experimento. Eran tan sencillas como inviolables:

1) A partir de la hembra alfa se escogerá a un macho de la misma especie que sea de su agrado, de edad similar, sano, genética y políticamente compatible.
2) Deberán convivir durante 3 años de absoluto encierro en un espacio sin paredes de 50 m2 donde compartirán una sola cama, un baño, cocina y comedor.
3) Ambos estarán en la obligación de formar una pareja, seducirse, convivir de la mejor manera, tener sexo al menos una vez al día.
4) Bajo ninguna circunstancia (incluida la muerte) se podrán separar durante el lapso del experimento.
5) La experiencia será filmada en su totalidad a 3 cámaras durante los 36 meses de convivencia.
6) Al cumplirse los 3 años exactos de iniciado, el experimento culminará sin prórrogas ni apelaciones.
7) La totalidad de las cintas registradas durante el experimento será duplicada. A cada miembro de la pareja se le hará entrega de todo el material bruto para que hagan con él un montaje de la experiencia. La duración del video final es libre.
8) La pareja se reunirá por única y última vez para intercambiar los videos. Pueden acompañar sus películas con una breve nota explicativa.
9) El Estado se reserva los derechos de explotación y difusión de las imágenes, sean en vivo o diferidas, de manera parcial o total.
10) El consumo de la obra producto del Experimento podrá ser decretado como obligatorio y deberá ser acompañado de una dosis de 600mg de Soma XS inhalable para garantizar su máximo disfrute. (Los precios del combo serán anunciados y modificados a juicio de la autoridad).


Pues sí, ocurriría el Experimento. Pero pasó entonces lo que tenía que pasar. Lo que siempre pasa en el cine y en la realidad, que el régimen cayó. Por justicia divina, por pura suerte, por rebeliones justificadas o no. Pasó porque las cosas absurdas se pinchan de las maneras más absurdas. Cayó porque sí, porque la naturaleza de las dictaduras es caer. Lo lindo es cómo cayó ésta.

Es que te la cuento y te enamoras, me pides matrimonio, que te done esperma, me arrancas un pelo púbico para hacerme un clon.

Porque al principio éramos tres: Cacho, Rita y yo. Y éramos tres sin nada que hacer, fumando maría todo el día, haciendo de hackers, viendo pornos. Bueno, las pornos las veíamos al principio Cacho y yo; pero luego él me dijo que me relajara, que Rita era pana y que se las tripeaba. A mí me dio igual. A mí todo me da igual. Al final, ver una porno, fumar maría y hackear son cosas que se hacen igualito: echado en un sofá y con ganas de dormirte para no despertarte nunca más. Hasta que un día me fastidié de andar tan fastidiados -porque de verdad que ya estaba fuerte-, y entonces dije: “¿Panitas… y si tumbamos a esta mierda de gobierno?”. Y ellos respondieron: “¿Ah? Bueno, sí, vamos a darle”.

Armamos el plan, que fue sencillo. Compramos por Internet, con unos bonos de la deuda pública nacional, unas microbombas K que las venden en el mercado negro malayo. Te las traen por contrabando hasta Nueva Guaira y allí las recibe un Miliciano Bolivariano que te las libera por medio kilo de perico -que no tiene que ser cocaína de la mejor, ése se conforma con cualquiera. Igual ya no tiene ni tabique ese carajo después de esnifarse el puerto entero-.

Las microbombas K de 10 megatones traen en la caja las instrucciones para implantar. A veces no necesitas ni cirugía. Sólo tienes que abrirte la carne con un exacto o una hojilla justo allí donde quieres meterla. La dejas caer, ella solita saca las patas, se acomoda en la herida y se ancla debajo de la epidermis. Luego solamente esperan a ser frotadas y ¡pum! A la puta mierda todo. Detonan con fricción.

Cacho se metió la suya en el huequito del glande. Rita se dejó caer la otra en la vagina. Yo me encargué de hackear la computadora central del Experimento, para forzar los resultados igualito a como se hace en los escrutinios de las elecciones, y que los escogidos fueran ellos, es decir, para que el resultado de la ecuación siempre diera a Rita como hembra alfa y a Cacho como su macho. Lo más difícil fue lograr que se acostumbraran a orinar muy despacio y a no eyacular jamás; porque bastaba un roce violento para volarlo todo a la mierda en un radio de 5 Km.

El día inaugural del Experimento, en la transmisión inicial de la temporada, convocaron a la plana mayor del régimen a verlo en vivo. Fue hasta el presidente que lo sentaron en un trono de terciopelo rojo sangre. Y todo el país estaba pendiente de sus telepantallas porque había mucha expectativa y se hablaba de una gran sorpresa preparada por los protagonistas para todos.

Cacho y Rita se dieron durísimo. Loco, yo todavía me acuerdo y me emociono -se me paran los pelitos, mira-. Era tal cual como ver una porno en la tele pero con gente que uno conoce bien, y en vivo y directo. Y cuando llegaron fue una cosa absoluta, el orgasmo fue explosivo. Fue un orgasmo real, total, contagioso, con fuegos pirotécnicos pero que no fueron artificiales. Volaron ellos. Volaron todos. No quedó ni rastro en varias manzanas a la redonda.

Y la gente entendió que la rebelión tenía sentido ahora que tenía mártires. Que ese grito orgásmico era más bien un grito de guerra. La señal que todos esperaban para salir a la calle a repartir mordiscos, patadas, lanzar zapatazos, clavar uñas, arrojar agua y aceite hirviendo por las ventanas. O lanzarse a sí mismos, de ser necesario.

El único registro en video que se tuvo de este final apoteósico –del Experimento, que también fue el de la tiranía- lo tenía yo. Único en grabar el episodio por saber exactamente lo que iba a pasar. Ahora soy dueño absoluto de un emporio que administra todos sus derechos de exhibición y distribución. Aunque, claro, el 30% de las ganancias van a parar a una obra benéfica que quise crear: La Fundación Cacho-Rita por La Paz, La Libertad y el Desarme Mundial.


Propiedad intelectual

Fedosy Santaella





(A ver, compatriota mesonero, tráigase otra de 18… Verga, colega, un millón quinientos y pico la botella. Menos mal que ahora le restamos tres ceros. Mil quinientos. Coño, esa es otra vaina, le baja a uno la angustia. Porque es verdad que uno trabaja para el pueblo y todo, pero también tenemos derecho a un whiscacho… Está bueno el blanquito, poeta… Además, el acto de beber es revolucionario… ¿Te queda ahí? Pásame pues… Digo, porque los imperialistas no beben, son todos unas mamis; cobardones que tienen miedo a que se les salga el marico cuando beben… Yo invito le botella, poeta, pero deme más de esa vaina… Porque todos esos carajos son una cuerda de maricones… Ya vengo voy al baño… De verdad que está bueno el polvo, compañero.)


-Aló, aló, ¿el señor Monterosado? Aló, aló. Coño, esta vaina no se oye… ¿El señor Monterosado? Bueno, sí, Monterroso, Monterosado, es casi lo mismo… Cierra la puerta, compatriota, y sácala y sírvela ahí sobre el escritorio… Aló, ajá, maestro, ¿cómo le va? Tremenda literatura la suya. Una gran obra ha escrito usted. Amplia, voluminosa… Coño, vale, vas a seguir con tu pichirrería, yo te brindé las dos botellas en el almuerzo. Sirve esa vaina, vale… Aló… Aló… Coño, más gruesas las líneas… Ajá… Mire, maestro Montehermoso, lo estamos llamando de parte del presidente de la República de Creso, quien en una alocución televisiva recomendó publicar su cuento El dinosaurio… Y como lo que nuestro presidente dice es palabra santa, lo estamos llamando para publicarle un millón de ejemplares, caballo… Snuuuuuuffff… Sí, un millón… ¿Qué escritor puede jactarse de esa proeza? Muy pocos... Snuffffff… Bueno, sí, como le decía: un millón de ejemplares de El dinosaurio… Ponme más, que está bueno el polvo… Ajá, maestro, ¡qué caché, un millón de ejemplares...! ¿Qué, qué dice? ¿Qué quiere una retribución monetaria? ¿Pero qué le pasa, Mantecoso, está loco? No, no hay pago, ni contrato, ni nada; esta publicación es para el pueblo. ¡Coño, chico, hay que ver! ¡No joda, vale! ¡Vete para el carajo, guatemalteco de mierda! ¡Eres un rastrero como todos los indios del mundo! Bueno, menos los indios nuestros, esos sí son de pinga. ¡Capitalista del coño! Piensa en Jacabo Arbenz, piensa en las porquerías que hizo la CIA en tu país. ¡Anda para el carajo, chico, igual vamos a publicar esa vaina!... Snufff… Porque aquí, en la República de Creso todos tenemos derecho a la cultura… Snufff… Chao, vale, chao…

Toc toc…

-¿Quién coño viene a joder ahora?
-Disculpe señor, soy del departamento técnico.
-Espérate un momento… Dale, vamos a olernos toda la vaina…

Snufff…
Snufff…
Snufff…
Snufff…

-Pasa pues pasa.
-Permiso, señor.
-¿Qué quieres?
-Instalar el teléfono.
-¿Instalar el teléfono?
-Sí, jefe, instalarlo. Es que no tiene el cable conectado, ¿no se había dado cuenta?



(-Buenas.
-Buenas.
-¿Es usted el autor de este libro?
-Sí, ¿en qué puedo servirle?
-Nos sirve que se disponga a ir preso en nombre de la República de Creso.
-¿Preso, Creso?
-Sí, en Creso, preso.
-¿Y por qué?
-¡Verga mano!, ¿usted no vive en este mundo?
-Sí, pero no entiendo, yo…
-Bueno, resulta hay autores materiales y autores intelectuales.
-Sí, eso es así, pero sigo sin entender.
-¿Se va a hacer el loco ahora?
-No, señor, es que no entiendo, de verdad…
-Coño, caballo, pasa que el autor intelectual es el cerebro, ¿me entiende? El autor intelectual es el que todo lo planifica, el que manda a matar, el que conspira, el que le alborota la mente a los demás. ¿O es que usted nunca ha leído un periódico? Los periodistas siempre dicen una vaina así como: “Los investigadores andan tras la pista del autor intelectual”. Bueno, tal cual, usted va preso porque es el autor intelectual de este libro, y ser el autor intelectual de cualquier libro es peligroso. Sobre todo en la muy justiciera República de Creso.)



Informe 1
Primera Comisión Cultural Comunitaria de la Cultura Popular


Amparados en los artículos 98, 98 al cuadrado, 98 líenal C y el 98-13 (más me acuerdo) recientemente promulgados todos en la Soberana Constitución de la República de Creso, y asumiendo el mandato patriótico, directamente emanado de la boca sacrosanta del supremo líder de la República de Creso, damos fe de que hemos leído el cuento El dinosaurio del Señor Agusto Montepozo, y llegamos a la siguiente conclusión que aquí expresamos. El cuento en cuestión dice:


Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.


Los autores de esta comisión, escritores todos por decisión soberana del pueblo que así lo ha dictaminado, consideramos que para que este cuento se ajuste a los ideales de nuestra amada patria, debería corregirse bajo los parámetros de nuestra magnífica revolución. Es decir, debería hacerse especial énfasis en la participación social de toda la sociedad, del pueblo mismo entiéndase, apartándonos así de la mugre ególatra egoísta, que no es otra cosa que el individualismo propio de la cultura capitalista que tanto daño nos ha hecho.

También creemos que al agregar más personajes (el plural, como quien dice) a la historia, en específico donde se habla del dinosaurio, le damos más protagonismo a las masas y aportamos más emoción a la lectura, pues sentimos el cuento un poco bastante flojote, y el pueblo pide corazón y no sesudas patrañas imperialistas.
Es decir, el cuento debería leerse así:


Cuando despertamos, los dinosaurios todavía estaban allí.



(-Snuuuuuf.
-Snuuuuuuuuf.
-Coño, compatriota, ¿sabes que descubrí una vaina arrecha?
-Cuente, compatriota.
-Bueno, compatriota, descubrí que el idioma que nosotros hablamos está contaminado de la cochina lengua imperialista.
-¿Cómo es eso?
-Bueno, mi hermano, le pongo como ejemplo la palabra “funcionario”. Date cuenta, dice “FUNcionario”, y “fun” es diversión en inglés. Es decir, que los imperialistas infiltraron el maldito “fun” ese en nuestra lengua, y para colmo en una palabra tan importante que tiene que ver con el supremo oficio de brindarle servicios al pueblo soberano.
-Coño, muy mal, colega, muy mal.
-Muy mal, sí. Pero tranquilo, ya hablé con el ministro y el ministro habló con el presidente, y nuestro líder, siempre tan solícito y preocupado, decidió sacar en gaceta oficial el cambio de la palabra. Ahora ya no vamos a ser funcionarios, pero tampoco divercionarios, no señor, nosotros somos gente seria. Ahora vamos a ser “seriocionarios”.
-¡Coño, mano, usted es la gloria patria!
-No es para tanto, compatriota, sólo cumplo con mi deber.)



Informe 2
Segunda Comisión Cultural Comunitaria de la Cultura Popular



Considerando el informe anterior de la comisión primera que asumió este proyecto, y por mandato supremo del presidente de la República de Creso, quien promulga ciegamente el poder creativo del pueblo, consideramos que se debe hacer otros cambios al texto antes de ver la luz pública nacional.

En este caso creemos a pie juntillas que debe eliminarse la palabra “dinosaurios” del mentado cuento, porque nosotros no somos gafos y bien sabemos que “dinosaurio” alude en semiótica a “dictador” y a “militar”, y esto lo consideramos grave, porque más de una vez ha pasado que los enemigos de la revolución le han dicho a nuestro líder de todo, y con frecuencia el mote de dictador le han soltado. Así que para evitar malas interpretaciones hemos considerado que es una buena consideración eliminar “dinosaurios” y poner “capitalistas”, palabra que va más acorde con nuestros parámetros educativos sociales. Sugerimos también que se cambie el nombre del cuento y se titule tal cual: Los capitalistas. Es decir, el cuento debería leerse así:

Los capitalistas

Cuando despertamos, los capitalistas todavía estaban allí.




(Hola, yo soy Pierre Menard, ¿me recuerdan? El que escribió El Quijote igualito a El Quijote de Cervantes, pero que en realidad no era igualito. Pues bien, yo he pasado estos últimos años yendo de editorial en editorial, de país en país, intentando publicar mi magnánima obra. Pero nadie me hacía caso, ni siquiera cuando les mostraba el supremo ensayo que me dedicó el genial Jorge Luis Borges. Todos me llamaban loco, plagiario, estúpido. Pero hace poco escuché de la República de Creso, y me vine para acá. Hablé con los seriocionarios -acertadísimo neologismo revolucionario- del ministerio de cultura, y ellos, fascinados, me publicaron El Quijote, mi Quijote, o más bien, El Quijote de todos, el del pueblo. ¿Y saben por qué? Porque acá tienen una ley maravillosa que abomina de la propiedad intelectual, porque una obra escrita por una persona es en realidad una obra escrita por todos. Aquí todos tienen los mismos derechos, ¿me explico? Yo hoy en día soy, gracias a la República de Creso, la demostración de que todos podemos escribir El Quijote igualito a como lo escribió Cervantes. Ahora todos somos Pierre Menard).



Informe 3
Tercera Comisión Cultural Comunitaria de la Cultura Popular


Tomando en cuenta los excelentísimos aportes literarios que, en nombre de nuestro presidente y de la revolución, han realizado los autores de las comisiones anteriores, queremos nosotros, representantes directos del pueblo soberano encargado de esta tercera comisión de la cultura popular, aportar nuestro talento narrativo, filosófico y libertario al texto del autor Ponterroso. Consideramos que se debe tener en alta consideración que el pueblo requiere de una buena cantidad de literatura para llenar su tiempo de ocio con lo mejor de la cultura universal. Ya que hemos dejado de trabajar para el ominoso empeño capitalista, debemos ahora invertir nuestro tiempo en grandezas humanistas, y no malgastarlo dejando que nuestras cabezas se llenen de aire. Así, queremos señalar que vemos sospechosa la extensión del cuento referido como Los capitalistas (otrora El dinosaurio). Sin temor a equivocarnos, declaramos que el autor del texto presentado (¿quién fue el inepto que lo eligió?), seguramente sea un servidor pagado a los servicios del capitalismo, y, como tal, escribió un cuento corto para que el pueblo no “perdiera” el tiempo leyendo literatura y volviera pronto a las actividades laborales esclavistas y embrutecedoras. Por eso, consideramos que el cuento debería alargarse. De primer momento, aportamos un esbozo que, de ser aprobado, entonces continuaríamos con la redacción. Lo cosa, para empezar, sería más o menos así:


Los capitalistas


Cuando despertamos, los capitalistas todavía estaban allí, y entonces nos alzamos en armas, tomamos nuestros rifles, y llenos de orgullo revolucionario salimos a defender nuestros ideales y nuestra patria. Los capitalistas estaban armados con máquinas letales, pero nosotros lo estábamos más, porque teníamos el ansia de libertad corriendo por nuestras venas, y también habíamos dormido bien la noche anterior, y estábamos llenos de fuerza al despertar -de allí que esta historia comienza en la mañana, cuando uno se despierta. Formamos un gran ejército que bajó de los cerros, de los barrios, y tomó las calles, las garitas y las murallas del odio. Batallamos con toda nuestra antigua gloria de guerreros libertarios, porque eso sí, nosotros llevamos en el alma, sellada a fuego, la enseñanza combativa de nuestros próceres, aquellos que se alzaron contra el yugo español hace muchísimos años y que demostraron que, en alpargatas y sombreros de paja, se puede vencer al más encumbrado (y perfumado) contrarrevolucionario, todos pelafustanes de bigotitos bien cortados y pelitos engominados que sólo piensan en viajar a Disneylandia 3 veces al año, desgraciados que despilfarraron los bienes de la nación, y no le dieron de comer a nuestros niños…



Bajo los dictámenes del espíritu patriótico se ha seguir escribiendo el texto, hasta completar unas mil páginas llenas de acción, emoción, aventura y sobre todo, pensamiento revolucionario. Quedamos en espera de la aprobación presidencial. Saludos, y larga vida a la revolución.



(-Epa tú, el de la gorrita, ¿eres tú el “autor anónimo”?
-Sí, señor, yo soy.
-Ah, muy bonito. Tú llevas años disfrutando del usufructo de los bienes culturales nacionales y universales sin que nadie te ponga coto. A estas alturas debes ser el autor más millonario del mundo.
-Oye, disculpe, usted no entiende, cuando uno dice “autor anónimo” está hablado de una figura inexistente, es decir que yo...
-¿Inexistente? Pero si yo te veo clarito…
-Déjeme explicarle: digamos que yo soy algo así como una alegoría…
-No te atrevas a hablar de la "alegría" nada, que precisamente se la has estado robando al pueblo durante años. Mira vale, vamos a dejarnos de habladeras de paja, y vamos al grano. Nosotros formamos parte de una comisión mixta que ha venido a interpelarte y a ponerte en tu sitio. Por un lado, está la gente del SENIAT, que viene a hacerte una auditoría, porque estamos seguros que te has embolsillado todo el billete que te ganaste con obras como… A ver… Pásame la lista ahí… Ajá, con obras como El lazarillo de Tormes, El Popol Vuh, La canción de Rolando, El Cid, Las mil y una noches, El libro de los muertos, Los evangelios apócrifos, Refranes y proverbios anónimos y para usted de contar. Por otro lado, tenemos acá otra comisión, representada por mi persona que se apersona para notificarte que tu concesión se ha acabado, y para hacerte firmar una declaración donde pasas al pueblo todos tus derechos como autor. Es decir, de ahora en adelante, tus libros aparecerán firmados por el pueblo, y se dirá de la siguiente manera: “autor popular”. Ya basta de “autor anónimo”. ¿Anónimo por qué? ¿No querías dar la cara con el fin de no pagar tus impuestos? ¿O fuiste anónimo porque así aprovechabas para conspirar contra nuestro presidente y para escribir comentarios necios en lso blogs? No mano, ya eso se acabó. En la República de Creso ya no habrá más autores anónimos).



…después de 237 comisiones culturales de la cultura popular:

-Compatriota, usted no sabe lo que hizo el Presidente… Epa tú, Canache; ¿Canache es que te llamas tú, no? Mira, tráeme otra 18 años, y pórtate bien y déjate llamar como sea que la propina es abundante… Bueno, lo que le decía, hermano… Ah, por cierto, vaya sacando la bolsita… El hombre, es decir el presidente, se ha puesto a revisar los 237 informes de las 237 comisiones culturales de la cultura popular, y resulta que ha agarrado una arrechera… Ajá, pásamela por debajo de la mesa… El Presidente dijo que esas vainas no servían para nada, que no se estaba trabajando en función del pueblo y de la revolución, que veía manos peludas por todas partes. ¡Entonces tiró todo el papelero al piso, cogió lápiz y papel y se puso a escribir él mismo la vaina! ¿Que qué fue lo que escribió? Bueno, hermano, una obra maestra, de él no se podía esperar otra cosa... A ver déjame agarrar un poquito por debajo de la mesa. Ajá, listo, ahora me meto el dedo en la nariz como si me picara o como si me estuviera sacando un moco. Snuffff, perfecto. Aaaah, qué sabrosa en esta vaina… Bueno, te decía, compatriota, el hombre se ha puesto a escribir el cuento, y lo que resultó fue una obra maestra. La cosa dice así y así será publicada un millón de veces:


El revolucionario

Cuando yo miro mi eternidad, mi revolución está ahí.





Nota Bene
Todas las Comisiones Culturales
Comunitarias de la Cultura Popular


Las 237 comisiones y cada uno los miembros de estas comisiones, quiere agradecer al corrector de ortografía de Microsoft, que siempre estuvo allí, bien despierto cada vez que despertábamos, cuidando de que no se nos escapara ni un error.

Patria, revolución o muerte hasta el fin de los tiempos.

(Por cierto, nos mandaron a decir que muera Bill Gates, y no porque al Presidente le encante Steve Jobs…)



ACTA EST FABULA

Una modesta propuesta

José Javier Rojas


Tomo prestado el título de la obra del maestro de maestros, deán y satírico irlandés Jonathan Swift para mi visión del deber ser nacional. Lo aclaro de entrada para que no pique de salida, en estos tiempos de sensibilidades crecidas e intolerancia a la lactosa desatada, tiempos embrutecidos en los que disparamos primero y preguntamos después si acaso preguntamos alguna vez. Ha llegado, compatriotas, la hora de separar al país, y que cada uno coja por su lado: este matrimonio mal avenido ya se ha gritado lo que había que gritarse y se ha tirado hasta el tobo por la cabeza, con certera puntería, no menos de media docena de veces. Se acabó lo que se daba, que no era mucho, para empezar.

Se nos acabó el amor de tanto usarlo y ya no nos basta con la mera contemplación televisada de las maravillas que colman nuestro territorio cuando suena el himno en sus puntuales dosis diarias, ni la temporada de pelota rentada aderezada con hallacas multisápidas, ni la cotidiana exhibición gustosa y abundantosa de la sabrosura de las carnes prietas de nuestras compatriotas por nuestras calles llenas de huecos, obras a medio hacer y basura por recoger. Hace rato que llegamos al borde del borde, y estamos alargando lo inevitable para mayor congoja y neura de los afectados: ya no tenemos nada que decirnos. Nos hemos condenado a un reciclaje cansino de insultos y de desplantes afrentosos pretendidamente desafiantes.

Tengo y presento aquí una posible solución a semejante entuerto tan engalletado. Tal como el divorcio, es una mala solución, pero es la más viable que hay y es la mejor distinta a seguir prolongando esta agonía por un acuerdo que no está ni a la vista ni en los planes de nadie.

Tomando como referencia la Nunciatura y el Reloj del Rectorado de la UCV, propongo trazar una línea fronteriza interna que corra de Norte a Sur del territorio y divida al país en dos partes aproximadamente iguales. La precisión nunca ha sido un rasgo nacional y no veo por qué tenga que venir a serlo justo ahora en este momento de mengua. Venevisión tendrá que decidir de qué lado está, otra vez, ni modo, pero ése es el sino de los tránsfugas.

El nuevo país, la Confederación Unida de Repúblicas Venezolanas Amigables (CURVA) tendrá una nueva bandera común, con el arco de las estrellas de la franja azul vuelto una amable sonrisa, por aquello de al mal tiempo buena cara. Pero además de eso, de las selecciones deportivas inscritas ante el Comité Olímpico Internacional, de la Cancillería y de las Fuerzas Armadas, otra vez acuarteladas, apolíticas y apoltronadas y viendo los toros rocheleando desde la barrera (y no, no gobernando, gracias por el intento, la intención es lo que cuenta), nada más tendremos en común de ahora en adelante. PDVSA y la CANTV dejarán de facto de ser monopolios al ser escindidas entre las dos repúblicas. Gracias a Dios y a la Federación, se acabó la pelea estéril.

La República Socialista Bolivariana de Venezuela lanzará un Bolívar Fuerte al aire y pedirá en qué lado de la cancha quiere jugar de ahora en adelante y hasta el fin de los tiempos: decidirá si se queda con Morrocoy o con Mochima. La más nueva, la República Federal de Venezuela, por lo mismo que es la más nueva le toca conceder y quedarse con el tolete que la primera no quiso. Cada una de las repúblicas tendrá su propia asamblea soberana, unicameral, bicameral o intergaláctica como la de Star Wars; su propio Banco Central, autónomo, automático o autista; su propio sistema de gobierno presidencial, parlamentario o teocrático y su propia constitución y proyecto de país, que redactará y volverá a redactar tantas veces le plazca como los menús con especiales del día escritos con tiza.

Espero que las relaciones entre las dos Venezuelas sean más cordiales y fructíferas de lo que han sido hasta la fecha. Quienes nos hemos visto atrapados en este largo pulso, como los hijos del divorcio, estamos hartos de que nos usen de carne de cañón en intrigas que jamás debieron salir de la alcoba. A lo hecho pecho, y ya estamos grandecitos. Mami, papi, no les guardamos rencor y entendemos por qué es mejor así. Sí, claro que los queremos mucho, pero ya el PS2 es una antigualla, a ver ese Wii para cuándo es. Sin tener que pasar por un trauma tan atroz como la guerra, y ahí tenemos a las dos Coreas haciendo la tarea más de cincuenta años demasiado tarde, pero siempre a tiempo cuando llega la paz, las nuevas dos Venezuelas podemos llegar a tratarnos como algunos divorcios modernos que se la pasan bomba en cuanto dejan de vivir juntos. Conozco casos hasta con hijos post separación y quién no sabe de alguno a estas alturas. ¿Por qué no? Cuando las peleas cejan, hasta el amor comienza de nuevo.

Bienvenido a la C.P.P.P.C.C (después de la reforma)

Juan Zamora




-Buenos días.
-Buenos días, camarada. Bienvenido a la Casa Parroquial del Poder Popular Civil Constituyente, otrora Jefatura Civil, qué se le ofrece.
-¡Caramba!, lo hubiesen dejado en “Jefatura”... bueno en fin, vengo a presentar a mi hijo.
-Pero es muy temprano. No sé si quiera esperar a que lleguen todos. Así hace una sola presentación.
-Jejé, muy gracioso. En verdad, muy bueno el chiste. Me refería a que, vengo a tramitar la partida de nacimiento de mi hijo.
-Y ¿cómo se llama el vástago?
-¿Por qué el insulto?
-Quise decir, su descendiente.
-¡Ah!, George, se llama George.
-Ya empezamos mal, nombre de borracho. ¿Y el apellido?
-Goicoechea.
-La terminó de poner.
-No entiendo.
-Mire, mejor revise esta pequeña lista y escoja el nombre que mejor le parezca. Dispone de cien opciones. Bueno, en realidad son noventa y nueve.
-¿Y eso?
-Hay uno que está reservado sólo para hijos de empleados públicos y militares comprometidos con el curso de la historia.
-¿Cuál?
-Cómo que cuál. El proceso renovador y transformador pues.
-No, digo que cuál es ese nombre que ya está reservado.
-¡Ah!, el de nuestro máximo líder por supuesto, y mejor reviso porque al parecer, van a reservar otro.
-¿Cuál?
-“Ché”
-¿Y eso es un nombre?, ¿no es una letra?
-Después de la reforma será un nombre, como el de aquel prócer latinoamericano. Por favor, firme este documento.
-¿De qué trata?
-Es un contrato en el cual, usted nos cede todos los derechos sobre su hijo a partir del tercer año de vida.
-Pero si yo ya tengo veintisiete.
-¿Y no le da pena ser tan bruto a esa edad? Me refiero a que cuando su hijo llegue a la edad de tres años, pasará a ser propiedad del estado.
-Pero, ¿y eso por qué? Si ese niño es mío. Es mi hijo, yo lo engendré, lo creé junto con mi esposa. Es sangre de nuestra sangre, carne de nuestra…
-Mire, mire, un momentito que yo no le pedí detalles. Y por favor deje el drama que esto lo hacemos por el bien del país.
-Pero si ese niño me pertenece, es mi hijo, qué parte no entiende.
-Usted es el que al parecer no entiende. Y ya está bueno de hablar de propiedad, pertenencias, y toda esa pendejada que dentro de poco nada de eso va a existir.
-Pero eso no es lo que dice la constitución.
-Después de la reforma, sí. Por favor, llene esta otra planilla.
-Y ésta, ¿para qué?
-Es una declaración de bienes. Así podremos determinar con qué va usted a contribuir.
-¿Contribuir?
-¡Claro! ¿O es que usted no quiere que el resto de la comuna sea feliz?
-Pero, ¿y cómo va a ser eso?
-Bueno, con lo que le sobre. Un carro, una nevera, una cocina, una habitación, qué sé yo, cualquier “burusa” que pudiera aportar una cuota de felicidad a algún otro miembro de la comunidad.
-Y eso, ¿quién lo determina?
-El Estado.
-¡Qué maravilla!
-¿El Estado?, pues claro.
-Esta vaina parece un sueño, da para escribir un libro.
-En ese caso, por favor complete este formulario.
-Y éste, ¿para qué?
-Para cuando termine de escribirlo. Nosotros nos encargaremos de publicarlo, venderlo y administrar las ganancias repartiéndolas entre los más necesitados, comenzando por el gobierno.
-¿Y dónde queda la propiedad intelectual?
-Ah, ¿pero usted va a seguir?
-Es que eso es un derecho consagrado en la constitución.
-Dentro de poco eso será como un acto de magia.
-¿Cómo es eso?
-Ahora lo ves, ahora no lo ves.
-Tengo que estudiar muy bien todo esto que me acaba de entregar.
-Menos mal que mencionó “estudiar”, había pasado por alto entregarle esta otra planilla.
-¿Otra más?, y ésta, ¿a qué se refiere?
-Usted sólo ponga sus datos y los del niño, que nosotros en su debido momento nos encargaremos de colocar la institución donde deberá asistir y el tipo de educación que recibirá.
-No, esto no puede estar pasando.
-Después de aprobada la reforma, sí.
-Me va a llevar todo el día revisar tantos papeles.
-No se tarde mucho, mire que hoy cerramos temprano. Todo el personal asistirá a una manifestación espontánea convocada hace un mes. Aquí tengo varios “kits” para repartir. Una franela, un ticket para un sánduche y un refresco, una gorra, un banderita y… ¡epa!, ¿quién metería esta botellita?, ¿quiere un traguito?
-No, gracias, es muy temprano. Y esa manifestación, es con qué propósito.
-En apoyo a la reforma.
-¿Y ustedes conocen a fondo esa reforma?
-Ni falta que hace. Si el Líder máximo dice que es buena, entonces es buena y punto.
-No me parece algo que se deba tomar tan a la ligera. Ese es un tema que debe ser discutido, debatido, revisado con suficiente tiempo y dedicación, escuchar a todos los sectores, recoger opiniones, consultar, etc.
-Eso ya se hizo. El Líder redactó los cambios pensando, como siempre, en su amado pueblo. La asamblea los revisó y aprobó, pensando también en el amado pueblo, pero hay más. A la oferta le incluyeron otros cambios que de seguro beneficiarán al amado pueblo.
-¿Y la consulta?
-Eso viene, y pronto. Ya estamos en campaña. Todos por el Sí, nadie con el NO. Nosotros le decimos NO al NO, porque tenemos que decirle Sí al Líder, NO podemos decirle que NO, él dice Sí, nosotros decimos Sí. No se le ocurra decir NO, porque allí Sí es verdad que Sí.
-Que Sí, qué.
-Que NO.
-Entonces es NO.
-Sí, que digo, NO, es decir, Sí, ya me confundió. Déjeme ver qué es lo que dice en esta franela; ah, Sí.
-Usted cree ciegamente en el Líder, ¿no?
-Sí. Y mejor no siga con el jueguito del Sí y el NO, mire que me vuelve a confundir. Le voy a decir algo, ese Líder nuestro es muy bueno, ese hombre sí que sabe. Él se reúne con los más grandes librepensadores y máximos exponentes de la realidad actual y universal, luchadores a tiempo completo por los derechos humanos y las nobles causas.
-¿Como quiénes?
-Danny Glover, Sean Penn, Naomi Campbell, Diego Maradona, que ya hasta con una iglesia cuenta. Y hay más, creo que están en lista de espera, Britney Spears, Latoya Jackson, su hermano Michael, O. J. Simpson, no sé si con su hijo Bart, ojalá que no porque ese carricito es muy tremendo. Me parece que otro que pudiera reunirse con él, es el tipo éste, cómo es qué se llama, Arjona.
-Ese último debe ser el que le escribe los discursos. Bueno mire, mejor hagamos algo, yo me llevo todos estos papeles y los reviso con calma, me entero e informo de qué se trata y luego decido si firmo o NO.
-Un momentito, esos papeles no salen de aquí. Ya descubrí su plan. Usted lo que quiere es llevárselos a alguna televisora, estación de radio o periódico de esos que no están de acuerdo con “nosotros”, y tratar de tergiversar todo para alentar a los “otros” a que continúen con sus planes desestabilizadores. Es que lo veía venir, usted tiene cara de espía, de agente secreto imperialista, de cachorro de superpotencias.
-Mire, mire, mire, páreme eso ahí. De verdad que esto parece una pesadilla. Yo como que mejor me aseguro de que en realidad estoy despierto.
-Si quiere lo pellizco.
-¡PUES, NO!



http://lemuriosidades.blogspot.com

Una tarde originaria

Yoyiana Ahumada



-Yo no vine porque quise. No elegí vivir aquí. De haberse hecho un referéndum familiar, jamás habría escogido la república de Venezuela, ahora con ese segundo nombre que la empuja, bolivariana. Me pregunto, ¿hasta cuándo seguir masticando el abultado siglo XIX, con sus caballerías y sus caudillos? ¿Hasta cuándo la obstinada omnipresencia de un héroe sin pathos, de un gran hombre que merecía un final más decoroso, menos napoleón, más Gandhi, menos ego? Bolivar, dios pobre hombre que no tiene silencio en su sepulcro. Firma la flaca Delgado, diputada por Zamora, nueva zona de distensión.

Para los que puedan leer este papelito, o sea alguno de los agentes de la Inteligencia Social. Este es el envoltorio de un chocolate importado, digo el soporte de este grito de rebeldía, es un chocolate que obtuve por el intercambio de un kilo de quinchonchos. Una caja de Godivas, sí, esos que le regala a una un hombre de los que hace negocios con la República Bolivariana, un trader petrolero… Todavía no hemos llegado al punto de pedir que el souvenir sea un rollo de papel higiénico.

A lo lejos, como si de sentencia ajena, se tratara, como si fuera la voz de otro país, se escucha a la Presidenta en sus quince minutos de gloria. “Así, en el sagrado derecho que concede el Poder Originario al pueblo representado en esta Asamblea electa popularmente por el pueblo, quedan aprobados en tercera y última discusión los artículos B-123; C 149.”

¿Qué? ¿Cuál es el B123? ¿Y ese artículo? ¿Cuándo lo enviaron? Yo no lo conozco. Opto por volver a seguir garabateando en la mortaja de mi chocolate.

Es una de las tantas tardes sin sentido de esta asamblea. Estoy atrapada, no tengo para donde ir, hasta que la voluntad del Primerísimo lo demande, ah no perdón el pueblo, debo seguir aquí, en este mismo curul, condenada a asistir hasta el fin de los tiempos en este mismo curul he decidido volverme loca. Pero todavía no.

Ese papelito del chocolate donde queda impreso el manifiesto de su vida, la había liberado. Se sentía tremenda, una revisionista, frente a aquella nueva jornada de aburrimiento y empastelamiento de la sesión solemne para introducir el proyecto de Ley para el estudio pormenorizado de las calorías revolucionarias de los asquerositos -perdón choripanes calientes- de la Plaza Venezuela.

En dos años de ejercicio parlamentario había aprendido a desconectarse, respiraba hondo, comenzaba a pensar en un par de zapatos amarrados a su memoria, a su avidez de golpear la tarjeta de crédito y poco a poco se iban desdibujando, todos esos compañeros, a los cuales apenas sonreía, pues ponerse a argumentar, habría significado tener que reducir la expresión de su pensamiento a unos niveles de simpleza, su razonamiento y peor aun su vocabulario: nada de verbos compuestos, alto empleo del dequeismo…

A su izquierda, el lado derecho de la sala siempre estaba desierto. Ella, Shurika Marina Suárez, Diputada por los pueblos Yukpas; hija del gran cacique Kanshasa Anuvi (que quiere decir palo pequeño); siempre está sonriendo, viste unos jeans Levys y una cartera LB o sea yuhtapru nopuru que no es Luis Vuitton en yupka, pero igual sirve porque quiere decir puerta grande. Shurika es mi personaje de estudio en esta asamblea. 23 años de flojera, aspiraciones a convertirse en una topcomunistmodel, o sea romper los parámetros y crear la pasarela folk; es una industria paralela en la que la Makila, está en manos del pueblo, que a su vez le entrega todos los poderes al estado.

A ella igual que a mi nos encantan tener el clóset de aropa pashi
(lleno de ropa) ah y a las dos nos encanta vestir nuestros pishimas (pies)
Uno de estos días propongo el aprendizaje del Yupka. Me siento tan única.

Los ojos desorbitados y llenos de onzas de güisqui 18, del Diputado Enecio Gurgollón, no dejan de mirarme, pero creo que en realidad le mira los pechos a Shurika, que no lleva sostén y los deja saltar a su aire y parecen prontos a reventar en la isha (olla) de piel de Shurika cada vez que le hacen señas de que debe levanta la mano en señal de aprobación.

Ese ojihinchado, le tiene ganas al curul de Leidy Di, bonito nombre le puso su madre, “me quería poner Welldory Rodriguez, así completo como nombre”.

Ella que Gurgollón le tenía ganas a su curul, para adosárselo a Yaritagua, y así ponerle la mano al negocito de los camiones que transportan gasolina intervenida, o sea con menos pureza pues, tratada con una sustancia que la hace más evaporable.

Y esa gasolina itsha los motores, o sea daña, rompe, jode…

-¡Uy se me está olvidando el castellano correcto! ¡No sería malo crear un alfabeto bolivariano está pendiente por discusión…!

Pero como ya dejé a tras mis zapatos, esos que cuestan 500 bolívares fuertes, con eso me pagan el alquiler, bueno la vacuna porque, realquilo, lo que me alquilan. ¿Qué no es legal?… Ahí está Gurgollón me está mirando con cara de golpe de estado, déjame regresar, soltar mis zapaticos… Ajá, voy a pedir la palabra y listo. A ver, ah sí, propongo un artículo a ser incluido en la Nueva Constitución, el 269. Ahí voy la palabra es mía.

-Tiene la palabra Leidy Di Delgado. Un milagro señores, por fin va a hablar.

-Estimados colegas, en esta hora (tomo una gran bocanada de aire), de definiciones patriotas, donde no cabe si no la palabra venerada por esta Asamblea. Sí, sí, sísísísísí… a ver con las palmas, Sí, sí, sí, sí, sí… Quisiera que la Diputada Solfa, con su guitarrita, cuidado que viene de la Vihuela, otra trapinsodería cultural de los colonizadores, que acabaron con nuestra flauta indígena, pero en fin mi punto: estamos planteando la Revolución del Colon, “dime lo que comes y te diré si eres fascista. El abono de nuestras tripas no puede seguir siendo, resultado de las hamburguesas de Macdonald’s…”

Aplausos furiosos…. En esta parte interviene la Diputada SolfaMaría, con sus arpegios colonialistas, tranquila Solfa que ya le vamos a poner un parao a eso.

Leydi Infla el diafragma como cuando cantaba en la coral de la universidad y dispara un do de pecho, de contralto que es su registro.

-¡Queremos heces nacionales, vivan los asquerositos, muerte a la hamburguesa…! ¡Hay que erradicar de una vez por todas, las células del imperio que subyacen en las hamburguesas de Macdonald’s, que luego de diez años de revolución no logran ser borradas de la memoria palatina de las nuevas generaciones de venezolanos. “El hombre nuevo no puede llevar en las tripas ni un solo resto de esa receta que atenta contra los parámetros autóctonos de la cocina del fogón de todas las Petras y las Juanas…”

Se va escuchando un murmullo ininteligible. Sólo me despierto cuando escucho que la Presidenta comenta que la propuesta de la Diputada por Zamora, tiene que ser discutida en sesión extraordinaria, y yo agregaría, dice la Presidenta, ejerciendo un Derecho de Autor que no le corresponde: “El abono de la tierra tiene que ser de la patria misma. Heces autóctonas, producidas por un colón atascado por toxinas autóctonas”.

A su lado otro exactamente igual al que le sigue en la fila, mira hacia delante. Ella ha sido instruida, para entender que los tiempos de la Revolución siempre son los que vendrán, el hombre nuevo se hace, no nace. Hay que empujar para avanzar al futuro pero cuando ya se lo roza, él vuelve a tomar un impulso y nos deja vacíos. No, en contradicción profunda para dar el salto. Hoy además habrá que darle horas extras a la patria, un Diputado suplente por la Región Federal de Simón Rodríguez, el mismo que trajo la propuesta de crear el Imperio Bolivariano, ha caído cuan largo es, sobre el suelo recién estrenado de la Asamblea Popular Revolucionaria. Un miembro tieso, rígido, ha sido la causa, de un deceso muy particular. Su práctica y especial entrenamiento, no le fueron suficientes para sostener el brazo izquierdo, siempre el izquierdo, erecto, en una señal de aprobación continúa, que lo cubría con orgullo de busto, u ofrenda floral. Contaba el ahora occiso, que todos los días, antes de las sesiones se disponía a sostener planchas, copias piratas del filme. “Así se templó el acero”, el Manifiesto Comunista a fin de endurecer, su bíceps, y poder mantener en alto, su brazo, el izquierdo por supuesto, como señal de aprobación perpetua. Iba muy bien encaminado hacia la experticia del brazo enhiesto, del arma que no dispara balas, sino aprueba ideas, cuando la extremidad rígida, fue atacada por un infarto fulminante. En Sesión Solemne y tras un minuto de silencio, se ha decidido que la Cooperativa La Pelona se ocupe de mandar a hacer un féretro con una prolongación vertical para enterrar al compañero con su brazo en alto. Se llamará el ataúd de la aprobación perpetua. Paz a su pieza superior.